Marta Saluzzo y el desafío de una mujer luchadora que decidió abrir la primera empresa de remises de la ciudad

Momentos complejos, pero también muchas gratificaciones, después de 32 años de mucho trabajo, a sus 79, piensa en retirarse y espera que alguien pueda continuar con los remises, que es una necesidad, y son muy utilizados por muchas personas sobre todo adultos mayores.

Marta Saluzzo comenzó hace 32 años con su empresa de remises que se inició con el nombre de Teleremises 420780, que era la línea telefónica que muchos después se aprendieron de memoria. Recuerda que la inauguración fue el 25 de agosto, día que llovió tanto que a muchas personas le daba vergüenza subir al remis.
Los inicios fueron con Carlos Borra, al quien consideraba “como un hermano” porque la ayudó muchísimo y Roberto Guzmán, quien también era policía, después de algunos meses se incorpora Carmen Ferrero con una renoleta, y con el apoyo de sus hijos, ya que Marta era quien recibía los llamados con el pedido y eso implicaba estar atenta las 24 horas, cuando sus hijos podían y sus trabajos se los permitía, colaboraban en esta tarea para que ella pudiera dormir algunas horas. También, cuando podían tanto Carlos como Roberto, ayudaban en ese sentido.

“Y si no me iba a dormir y me llevaba el teléfono y el handie, cuando sonaba el teléfono les pasaba los pedidos a los choferes por el handie, así estuve dos años hasta que por fin pude poner alguien que trabaje a la noche, don Ata Saldaño, él trabajaba de noche y yo todo el día, de lunes a lunes, no había sábado, domingo ni feriado…”, contó Marta en conversación con EL HERALDO.
Antes de decidir iniciar la empresa, tenía un taller de costura y una amiga de San Francisco la impulsó a dejar esa actividad, que era su medio de vida, y le ofreció la posibilidad de comenzar con los remises: “Yo le decía que no tenía un peso, y ella me insistió si estaba dispuesta, y le dije que, si ella me ayudaba, sí. Así que trajo la ordenanza de su ciudad, me instaló la radio, y fuimos a la municipalidad, estaba Pablo Rujinsky como intendente, que me dio el permiso, a quien agradezco porque fue un voto de confianza muy importante”, dijo.

Al poco tiempo abre en la ciudad la empresa de Sclaverano, lo que generó cierto temor, pero los choferes le brindaron todo el respaldo para continuar, y unos meses después le ofrece venderle esa empresa a Marta, quien en principio se niega porque no tenía los recursos para hacerlo “todavía le debía a mi amiga, pero me dijo que me traía todo y que se lo pagara como pudiera, y le fui pagando 5 pesos por semana, y agregamos el teléfono 420293 que era el de don Sclaverano”.
La cosa no terminó ahí, unos años después abrió otra empresa a cargo de Laura Sosa, donde muchos de los choferes se fueron con ella, quedándose con los de más antigüedad, quienes siempre fueron incondicionales y la apoyaron “y con el coraje que me daban ellos seguimos, un tiempo después Laura también vende”.

“Le agradezco a la gente esa confianza en todos estos años”

Reconoce que es un negocio donde se requiere la presencia casi permanente para que funcione como ella se lo propuso, ya que sabe que es exigente, pero al mismo tiempo rescata que siempre estuvo rodeada de buena gente, tanto los operadores como los choferes. “Para mí es un hijo que parí”, afirma, y a lo largo del tiempo se ganó la confianza de la gente: “Hay mamás que me hablan a mi celular para decirme que vayamos a buscar o llevemos a su hijo/a a tal lugar, o a la salida del boliche, por eso le agradezco a la gente esa confianza en todos estos años”, expresó.
No pudo dejar de mencionar al ex Comisario Félix Canavesio, quien siempre la ayudó a salir adelante cuando necesitaba fondos para incorporar vehículos, aunque dejó en claro que “siempre devolviendo, por eso le agradezco, y a sus hijos que siguieron con esa ayuda, Marcelo y Gerardo”, comentó.

“El CeCIP es una segunda casa para mí”

La empresa llegó a contar con una flota de diez automóviles, en la actualidad cuenta con siete, con momentos de la economía a lo largo de estos años buenos, pero también muy complicados como el 2001 cuando no llegaba a pagar el teléfono debido a la crisis, lo que le causó bastante preocupación porque la actividad depende de los llamados telefónicos.
Aseguró que anécdotas hay muchas, “feas y lindas, las feas trato de que me resbalen, y lindas muchas, como cuando vienen con alguna sorpresa y te agradecen porque les das trabajo, todo eso te llena el alma”.

En el año 2010 se acerca al negocio el gerente del CeCIP, Sergio Villalba y le dice que había sido elegida por la comisión del Centro como la mujer del año, en el marco del reconocimiento que la institución realiza por el Día Internacional de la Mujer en el mes de marzo, y desde entonces decidió tomarse algo de tiempo y poder participar en el área CeCIP Mujeres, y posteriormente pasó a formar parte de la comisión directiva, asumiendo la presidencia en 2023, siendo la primera mujer en presidir la entidad.
“Es un lugar donde se conversa todo, hay mucho compañerismo, cuando me dijeron de ser la presidenta, lo cual al principio no quería saber nada, porque no me veía en el cargo, pero me insistieron y con la gran ayuda de ellos asumí el desafío, y no estoy arrepentida porque aprendí muchas cosas, viajamos, estamos en contacto con mucha gente”, resaltó en la charla con EL HERALDO.

Por último, precisó que con 79 años su idea es vender la empresa y retirarse, con la idea de que quien compre continúe con el personal ya que es gente con experiencia y conocen del manejo del negocio que siempre es demandado sobre todo por personas mayores, y si no se da esa posibilidad piensa en cerrar como otra opción, porque entiende que cumplió y pretende tener algo de tranquilidad, aunque afirma que no se quedará en su casa ya que es una mujer muy proactiva. “Hay muchas cosas para hacer”, agregó.
Cerrando agradeció a sus hijos y nietos, su sobrino Marcelo Saluzzo, como la familia de Félix Canavesio, y muchas otras personas que la ayudaron en momentos difíciles y estuvieron a su lado.

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