El impuesto inmobiliario urbano sigue causando preocupación y numerosos reclamos en contribuyentes de todo el territorio provincial, que vieron en sus cedulones incrementos de hasta el 500 por ciento en los montos correspondientes a 2025.
La explicación desde Rentas, es que las actualizaciones de los impuestos en Córdoba, se realizan con un tope relacionado al índice de salarios que determina la Nación, para el caso puntual de este año asciende al 172,51 por ciento. La generación de los cedulones impositivos de la provincia fueron generados bajo esa pauta.
Esto ha provocado reclamos generalizados de los contribuyentes, muchos de los cuales observaron en sus cedulones un incremento importante en relación al año anterior, y hay sectores puntuales que elevaron cuestionamientos, debido a que el incremento supera ampliamente ese 172 por ciento. Muchos hablan de incrementos de hasta el 500 o 600 por ciento, y apuntan a que podría ser un error de cálculo.
Ante esta situación, se llevó el tema a la Unicameral pero el tema fracasó ya que no hubo votos suficientes para ello, por lo tanto, todo sigue igual, sin respuestas para muchos contribuyentes.
Y uno se pregunta entonces: ¿qué sucedería si la recaudación cae por el contexto general y quienes tienen voluntad de pago, ante el aumento notorio del costo de vida: alimentos y servicios, por lo tanto, por una cuestión lógica, los impuestos se dejan en un segundo plano, más aún si el incremento de un año al otro es cuesta arriba y se hace muy difícil poder cumplir?.

Es curioso, las familias, los comercios, las industrias han tenido que ajustar gastos, ir suprimiendo consumos, tratando de sobrellevar el día a día, porque los sueldos, por lo menos la mayoría, no aumentaron un 172 por ciento, como la cuenta que aplica la Provincia para el incremento del inmobiliario.
Y decíamos que lo llamativo es que no vemos que los Estados reduzcan mucho sus gastos, o ajusten sus costos, probablemente en alguna medida no les quedó otra que hacerlo, pero la estructura para sostener es grande, y como siempre, lo más fácil es aplicar aumentos de impuestos o tasas.
La realidad es que hay gobernadores e intendentes a los cuales se les complica pensar en sostener semejante estructura estatal, lo que es necesario en la mayor parte de los aspectos, porque es impensable no sostener y mejorar la educación y la seguridad, pero podrían reducir otros gastos tal vez menos indispensables en este contexto.
Y quizás muchos han afinado el lápiz, tiene las cuentas en orden, pero así y todo no les alcanza para pensar en hacer alguna obra. A esto se suma que el gobierno Nacional le recortó fondos y que se lleva de muchas provincias recursos, como retenciones, que no son coparticipables, es decir, la política centralista de la Nación no ha cambiado en este sentido, y las provincias ante el inminente ahogo financiero, lo primero que hacen es “meter mano en el bolsillo de los contribuyentes” aplicando incrementos en algunos casos excesivos.
Que hace falta actualizar los impuestos en el marco de un país que todavía registra una inflación importante, no hay dudas, mientras lo que se implemente sea razonable y dentro de lo previsto, lo cual no ha ocurrido acá en muchos de los cedulones que llegaron a miles de contribuyentes. Asimismo, también es una realidad que el país atraviesa una fuerte recesión económica, de la cual todavía no ha salido, y se comienza a hacer ciertamente más compleja la situación social.
Será un año complejo en tanto y en cuanto los gobiernos no comiencen a escuchar y tomar medidas que alivien a la gente, y propicien a sostener el movimiento económico y la contención social. Evidentemente los reclamos sobre la eficiencia estarán a la orden del día.