Por el Lic. Sergio I. Aredes.
“Basado en un hecho real”. Cuando el patrón es el trabajo, hasta los niños se quedan sin compartir con sus padres.
En Argentina el costo de vida, es cada vez más alto y los salarios más bajos. Lo que hace que muchos padres, para sostener sus familias necesiten invertir más tiempo en horas de trabajo. Esto provoca, que la familia, tenga que reorganizarse y acomodarse según las circunstancias de vida y los recursos con los que cuentan.
En cierta ocasión, en una reunión de padres en la escuela, la directora plantea la situación problemática de algunos alumnos. Ella invitaba a los padres presentes, a comprometerse más con sus hijos, ayudarlos a realizar sus tareas, escucharlos y jugar con ellos.
De repente un padre, estalló en llanto diciendo: “Tiene razón, tiene razón, y contó: “El otro día, me estaba yendo a trabajar, y mi hijo de 7 años, me dice: Papá, ¿cuánto cuesta una hora de tu trabajo? ¿Por qué me preguntas hijo, por eso? y prosiguió. Espera me dijo; corrió hacia adentro de casa, y volvió
con un frasco en sus manos… traía monedas, y me dijo estoy ahorrando, para pagarte una hora para que juegues conmigo.
Me partió el alma, se me hizo un nudo en la garganta, y se me cayeron las lágrimas, lo abrasé mientras le dije hijo mío, (…) y lo abrase, no supe que decirle. Me fui a trabajar, lo necesitaba para pagar la renta de la casa, pero allí empezó una vida nueva con mi hijo.
Como padres, muchas veces restamos tiempo a nuestros hijos, a nuestra familia, porque creemos que es para el bien de ella. Pero no hay nada que pueda suplir el amor, y el compartir con aquellos que amamos, nuestra familia.
El trabajo es importante, lo necesitamos, y es saludable para la vida, pero no todo es trabajo, ni todo es diversión. Es importante rescatar y valorar las cosas como son.
Es necesario aprender a equilibrar el trabajo con el tiempo libre, para estar en familia. Compartir con la pareja, jugar con los niños, desarrollar tareas y divertirse. Es cierto, que la realidad económica es muy cambiante y casi no se puede proyectar nada a largo tiempo, pero lo podemos hacer a corto plazo brindando tiempo de calidad. Es decir, que nada interrumpa ese momento que
es para la familia.
En el empleo del tiempo libre, se experimenta la libertad de elegir, la capacidad de organizarse, de esforzarse y establecer normas de comportamiento y acordar lo que se va a realizar.
Es importante destacar esta experiencia de vida, puede ser nuestra experiencia: ¿Qué tiempo le dedico a estar con los hijos? ¿Qué cosas compartimos como familia? ¿Qué tiempo le dedico para estar, dialogar,
escuchar y compartir con la pareja? Muchas preguntas nos podemos hacer, pero te las dejo a ti; para que te las hagas en función a tus necesidades.
El dinero es necesario para sostener la familia. Es un medio no un fin. Esto, debemos entenderlo, la felicidad no se compra con dinero. En palabras de F. Otero, O. (1990), lo podemos ver con mayor profundidad: “El dinero es una cosa casi mágica que permite obtener lo que se desea. Es aconsejable observar la conducta de cada hijo, en estas edades a fin de ir responsabilizándoles poco a poco”.
El autor habla de dos dimensiones sumamente importante: por un lado, la magia del obtener lo que se desea. Y por otro lado la necesidad de educarnos en la administración del uso del dinero.
Como Padres, es necesario tomar conciencia del valor de la vida y de las cosas. Compartir tiempo libre con la familia, no solo libera de la dependencia y condicionamiento de la libertad sino también es un verdadero proceso de aprendizaje y consolidación familiar.
En resumen, la experiencia de este padre nos debe servir de ejemplo para aprender a compartir en familia, descubrir lo maravilloso e invaluable que puede ser el tiempo libre vivido en la libertad del amor y el encuentro familiar, donde la vida encuentra su más pura y profunda significación y plenitud en la
donación del amor en cada momento compartido, donde la vida se hace
sonrisa y destello de felicidad.
Lic. Sergio I. Aredes
