El Ingeniero Manuel Alvarez llevó a cabo junto a uno de sus hermanos y otro vecino de Las Varillas, la experiencia única, según el mismo lo relata, de cruzar Los Andes por el paso del Manzano Histórico-Mendoza, hasta el Paso Fronterizo Piuquenes-Chile, el cual hizo el General Don José de San Martín a su regreso después de liberar Perú.
En conversación con EL HERALDO-Diariodelasvarillas, indicó que su pasión por los caballos, la naturaleza y la vida de San Martín, lo motivaron a emprender la travesía, que tenía pensada y quería hacer desde hacía mucho tiempo, en enero pasado todo cerró para que se pueda concretar.
Explicó que hay muchas empresas que organizan este tipo de viajes, en su caso conoció a una persona que juega al polo, igual que él, y le contó que comenzó a realizar estas travesías desde hace varios años como un hobby entre amigos, hace unos veinte años, con el transcurso de los años decidieron abrir el grupo a otras personas. «Justo se dio que dimos con ellos, y en 15 o 20 días se armó un grupo de 28 personas, entre los cuales había cuatro uruguayos, cordobeses, santafesinos..», comentó.
El grupo en cl cual fueron los tres varillenses estuvo cinco días cruzando la cordillera a caballo, es decir, que eran alrededor de 8 horas arriba del caballo, sin conexión ni señal de teléfonos, sólo tenían equipos donde se comunicaban los guías con la central al pie de la montaña, con la finalidad de solucionar alguna problemática que se pueda presentar, sobre todo de salud, y según agrega Manuel, con mucha charla e intercambio de anécdotas y opiniones entre quienes conformaban el grupo. Además, en este caso, no dormían a la intemperie sino que lo hacían en refugios: «Este era el viaje más tranquilo para empezar», dijo.
«Uno viaja trabquilo, con mochilas, alforjas, si se quiere tenés casi las mismas comodidades que tenés acá, te tenés que bañar en el río de agua helada, que es toda una experiencia, y no deja de ser algo que uno hace por gusto, y lo primero que pensamos es cómo hizo San Martín hace 150 años para hacer esto, llevando cañones, armamento….», expresó.
Al reflexionar sobre la travesía, afirmó: «Cuando hay convicción todo se puede, en ese momento, porque son ocho horas arriba del caballo, que si bien uno va paseando, con todas las comodidades, los guías nos comentaban lo difícil que había sido hace 150 años para los soldados, supimos muchas cosas que por ahí la historia no cuenta, y ahí te das cuenta de lo duro que fue eso…», destacó.
