Hace unos días su historia trascendió en La Voz del Interior, porque es un verdadero ejemplo de «derribar barreras y construir logros». primero se recibió de Lic. en Psicopedagogía y actualmente es docente en la UCC.
Silvina Alessio, es sacantina y actualmente reside en Las Varillas, nació una hora más tarde que su hermana melliza, Griselda, en un parto muy difícil de su mamá que era primeriza. Según cuenta los médicos logran sacarla pero estaba sin vida por lo cual uno de los profesionales comenzó a realizarle las maniobras de reanimación, y aunque quienes tenía alrededor le decían que ya se habían cumplido los minutos según protocolo, continuó unos minutos más y ahí reacciona, quedando como una discapacidad en sus miembros inferiores y superiores y una pequeña dificultad en el habla.
Su vida estuvo signada por numerosos tratamientos médicos en la ciudad de Córdoba, lo que implicaba un gran esfuerzo para sus padres, quienes asegura que los movía «el amor a su hija», y remarca que seguramente tuvieron miedo porque eran padres primerizos y se tenían que ocupar de ella y su hermana melliza: «Pudo más el amor que tienen por sus dos hijas, por mí, y se pusieron en acción buscando a los profesionales adecuados, dos neurólogos que me marcaron, uno hasta los 5 años y el otro desde los 5 años hasta los 36 cuando me da el alta. Cada etapa de mi vida, cuando uno tiene una discapacidad, va marcando qué tipo de especialidad necesitás para ese momento, porque los médicos también se planteaban que era niña, adolescente, y tenía que hacer de una niña y una adolescente, más allá de las terapias, para ellos era fundamental que yo hiciera una vida normal, muchas veces no quería ir, no tenía ganas, quería quedarme a jugar con mi hermana en el campo, o hacer cosas de adolescentes, pero mis padres me decían que eso me iba a ayudar para el día de mañana, y así fui haciendo lo que el médico me iba indicando..», expresó.
Reconoce que en cada etapa de su vida estuvo acompañada de las personas adecuadas para poder lograr todo lo que se proponía, así pudo llegar a recibirse de Licenciada en Psicopedagogía: «Cuando dije que iba a estudiar a Córdoba, mis papá quería que me quedara a estudiar administración de empresas y mi mamá quería que fuera a intentar estudiar en Córdoba, porque estaba mi hermana, me dijeron que la decisión era mía, por eso decidió intentar en Córdoba, y si no me gustaba me volvía a Sacanta. Y me quedé en Córdoba, empecé la carrera de Psicopedagogía, tuve muchas barreras cursando la carrera, pero eso no me impidió, todos los NO que tuve en mi vida, me potenciaron, era una inyección de potencialidad para seguir, y así a mi ritmo a mi tiempo pude lograrlo, porque siempre en mi vida tuve objetivos, y los fui logrando, por eso llegué
Actualmente es profesora adjunta en varias cátedras de la Universidad Católica de Córdoba, viajando en colectivo dos veces a la semana . Afirma que «está en el lugar que quiere estar, para mí es un placer trabajar en la Universidad Católica porque es una de las universidades prestigiosas de la provincia, del país, y de Sudamérica, estoy muy feliz de trabajar con quienes antes eran mi profesoras y ahora son mis colegas, creo que yo aprendo mucho de ellas y ellas de mi, es un trabajo en conjunto…», dijo.
Silvina tiene 45 años y la historia de su vida la plasmará próximamente en un libro que está escribiendo, del cual comenta que ya tiene el título aunque prefiere no revelarlo aún, que tendrá un prólogo de una persona que admira y respeta mucho, tiene diez capítulos que comienza con la historia de sus padres, que es la de ella, y sus hermanos Griselda y Damián, y terminará «de una manera no convencional».
Asimismo, detalló que cuando lo lean pasarán por distintos momentos y emociones, y deja un mensaje no sólo para las personas con discapacidad sino para todos: «Hay momentos que decimos bajo los brazos y no puedo más, no ouedo seguir, qué hago, y siempre hay que intentar buscar caminos, estrategias, pedir ayuda porque también eso es fundamental, y poder ir logrando de a poco, los límites nos ponemos nosotros mismos, porque uno sabe hasta dónde puede llegar», añadió.
Por último le dedicó un párrafo a su esposo Federico Pérez, con quien expresó estar «felizmente casada hace diez años, realmente es un hombre increíble, un profesional bárbaro, nuestra relación se basa mucho en la comunicación, de saber conocernos, estoy agradecida a Dios por haber encontrado al hombre que es Federico…», concluyó.
