Homenaje merecido a Ricardo “Pitín” Ferrero

La emoción embargó la diáfana noche del miércoles 5 de febrero, que reposaba sobre el verde césped de la cancha del Club Atlético Huracán. La principal escenografía: el arco norte del estadio como fiel testigo y el mejor amigo de “Pitín”, bajo los tres palos, el refugio del “Oso” Ferrero. Ricardo Ferrero comenzó a patear en los desolados potreros de Las Varillas, allá por 1960. En esa soledad en los que se hacen inalcanzables los sueños, alguien lo descubrió y le dio el puntapié inicial, ese que te proyecta al futuro aun sin saber por qué. Adán Vázquez, ese humilde hombre que en barrio Central Argentino, confió en “Pitín”, aun siendo niño, le dio la primera oportunidad de atajar para el equipo del barrio en el Baby Fútbol. Ese barrio del Central como se lo conoce, lo vio salir a los 14 años con una valija llena de ilusiones, que le prepararon Dina y Juan, sus padres, rumbo a Rosario.

El tren lo llevaba al club de sus amores: Rosario Central. Allí, con esfuerzo, llegó a Primera. Luego de jugar en los campeonatos locales y regionales, se esforzó, para recalar en el equipo rosarino que lo tuvo como arquero durante cinco años (1975 – 1980), siendo campeón argentino en 1980. En ese ínterin es convocado a la Selección Nacional y es arquero de la celeste y blanca, logrando el título internacional, en el torneo Esperanza, en Toulon (Francia). Luego de jugar en Rosario, es vendido al Cruz Azul de México en donde es Campeón entre 1981 y 1983, además es considerado el mejor arquero de la Liga de México. Entre los años 1983 y 1984 se va a España para arreglar con Barcelona y luego Racing de Santander, pero el destino lo trae nuevamente a la Argentina y en Buenos Aires recala en Ferrocarril Oeste. Allí ese año logra su segundo título de la Asociación Argentina de Fútbol (AFA). En 1985 es transferido a Instituto Central Córdoba, en donde la artrosis comienza a hacer meya en el brazo de “Pitín”, y la carrera del arquero varillense comienza a sentir los límites.

“Cuando estaba en Instituto, tenía que levantarme el brazo con la otra mano por el dolor y ya daba ventaja, el dolor se hacía insoportable”, esto nos decía Ricardo en la nota que le realizábamos en Las Varillas por última vez. Luego del equipo cordobés, pasó a Argentino de Rosario en 1986 y allí fue su último Club como guardavallas. Ferrero, no solo fue arquero, también incursionó como Técnico de fútbol y recaló en el Toluca de México, donde lograron ascenderlo entre los años 2000 y 2001. Es por esto y mucho más, que era necesario el reconocimiento social de este deportista varillense. El Honorable Concejo Deliberante de la ciudad, junto al Círculo de Periodistas Deportivos Varillense “Dante Panzeri” y la colaboración de la Dirección de Deportes de la Municipalidad, trabajando en conjunto, le dieron forma a la idea para luego transformarla en Ordenanza (N 189/2024) nombrando Copa de Fútbol Ciudad de Las Varillas en su decimotercera edición, en la que participan los tres Clubes locales, Almafuerte, Mitre y Huracán, con el nombre de Ricardo “Pitín” Ferrero, además de poner el nombre del arquero a una calle de la ciudad. En la previa al primer partido de la Copa, en la que ganó Almafuerte 2 a 1 al local, se vivió un momento emotivo y profundo. La familia de Ferrero llegó desde Rosario al Parque Alvarez Luque, para recibir el calor del pueblo en donde nació “Pitín”.

Las palabras del intendente Mauro Daniele, de Pablo Sargentoni, Presidente del HCD, de José Mana, Presidente del Circulo de Periodistas, sumado a un video que recorrió la vida deportiva del “Oso”, pusieron de pie al público de las dos parcialidades, como son el Globo y la Trico que respetuosamente acompañaron el acto en sus respectivas tribunas. El momento más fuerte de la noche fue cuando la esposa de Ricardo Ferrero, Mónica Gallardo y sus dos hijos Sebastián y Diego, dijeron unas palabras al público presente. “Pitín, fue el amor de mi vida, estuvimos más de cuarenta años juntos y este homenaje es algo muy emotivo e importante para nuestra familia”, dijo Mónica. Además la familia del “Oso” recibió la copia de la Ordenanza (189/2024) y un cuadro en manos de los Concejales. También los dirigentes de los tres clubes locales le entregaron presentes en forma de recuerdo, por la colaboración de “Pitín” en estas instituciones. Una noche en donde la actualidad de la Copa y el recuerdo convergieron para que el único triunfador sea el deporte varillense.

Un reconocimiento póstumo y merecido a alguien que puso el nombre de Las Varillas a través de la actividad deportiva, en la cúspide del fútbol mundial. Ricardo Ferrero, siempre estará presente en el corazón de los varillenses, su sonrisa cálida y buen don de gente, lo ameritan.

Por: Rubén Darío Bonis

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