En la sesión del miércoles pasado, del Concejo Deliberante, el intendente Mauro Daniele realizó su balance de gestión, no expresó más de lo que venía diciendo y lo que le redundó en votos de manera contundente en la reelección.
Una vez más comenzó recordando que asumieron debiendo ordenar el Municipio, lo cual es cierto, aunque después de cuatro años todavía tener que mencionar a su antecesor carece de sentido, además porque el orden que le imprimió a su gestión no necesariamente se tradujo en la concreción de grandes obras con recursos propios, sino que significó poder hacer algunas cosas importantes y sobre todo mantener la administración con cero conflictividad con los empleados y priorizar el pago a proveedores.
Para que se entienda bien, Daniele hizo cosas de relevancia, entre las más importantes se destaca la adquisición de dos loteos para poder sortear terrenos a familias que de otra manera no podían llegar a comprar un terreno y pensar en tener su casa propia, pero las grandes obras que vimos en los últimos cuatro años vinieron desde la Nación y de la Provincia, claro que todas terminan siendo recursos que el estado recauda vía impuestos, pero para que lleguen existió la decisión política de que sea así, y esto sucede porque la realidad indica que para un Municipio hacer grandes obras, que son muy costosas, no las puede hacer solo.
Por mencionar algunas de ellas, están las cloacas que se realizaron en el centro de la ciudad con un subsidio del gobierno nacional ejecutado a través de la provincia, que a su vez el municipio posteriormente cobra a cada vecino el costo de esa obra para poder extender la red al resto de la ciudad; los 100 millones de pesos para el Parque Industrial que permitió avanzar el obras dentro del predio; la remodelación de la Plaza San Martín y las 20 viviendas en Aires del Este. El Parque de la Familia, el Polideportivo en Barrio B. Mitre (ex ferrocarril) y la escuela PROA, realizadas por la provincia. El mérito de la gestión es haber administrado y ejecutado estos fondos de manera eficiente, al igual que los fondos que aportan los vecinos por contribución por mejoras pagando el pavimento y el cordón cuneta.
El centro de la gestión en estos cuatro años sin dudas que fueron las obras que le cambiaron la cara a diferentes sectores de la ciudad y esto le permitió al intendente construir un espacio político propio, al que le gusta llamar “varillismo”. El 10 de diciembre comienza para esta nueva fuerza política la segunda etapa que sin dudas genera muchas expectativas.