Hace algunos días se conoció la resolución de la justicia mediante la cual, fundamentado en un juicio laboral de un ex empleado, se fijó fecha de remate el 17 de febrero de 2025 a las 11,00 mediante el sistema de portal de subastas electrónicas del Poder Judicial provincial, y que se desarrollará hasta el 24 de febrero a la misma hora, con un monto base de 32.227.431 pesos; noticia que generó innumerables opiniones y apreciaciones sobre el destino que podría tener dicho inmueble, y quién podría adquirirlo, y con qué finalidad.
Ante el inminente remate, tres ex intendentes: Juan Pablo Rujinsky, Daniel Chiocarello y Fernando Coiset, presentaron una nota al intendente Mauro Daniele, donde indican que “sienten la preocupación y los moviliza el destino que pueda tener, que no sea en dominio de la Municipalidad”, manifestando la necesidad de aportar opiniones y análisis de la presente situación.
Como decíamos, las opiniones son diversas, pero lo concreto es que los interrogantes son muchos y posibilitan numerosas especulaciones. Desde el monto asignado para el remate, de poco más de 32 millones de pesos, si pensamos el lugar que ocupa y los metros que tiene el Hotel, podríamos decir que es insignificante, con el consiguiente de que así se lograra vender a un monto mayor, ya sean 80, 90 o 100 millones de pesos, o tal vez más, el dinero se utilizaría para abonar las deudas que tiene con el Estado y organismos recaudatorios, y a los ex empleados que presentaron primero la demanda laboral, es decir, se pagará lo que alcance con el producto del remate, y el resto no cobrará. Primer punto que abre preguntas por ahora sin respuestas.
Por otro lado, en caso de que hubiera una decisión política del Municipio de comprar el inmueble, supongamos que con el aporte de otras instituciones fuertes como la Cooperativa y el CeCIP, ¿puede el Estado y las demás entidades, en un momento complejo de la economía donde escasean los recursos, poder hacer frente a esto?, porque no sólo se trata de la compra, para tomar esta decisión debería existir un proyecto detrás de la misma, que apunte a recuperar ese espacio con un fin útil para la sociedad, y para ello la inversión a realizar en un lugar prácticamente abandonado desde hace años, es muy importante y elevada.
¿Se podría hacer entonces?. Puede que sí, si es que existe un proyecto definido del destino que se le quiere dar, y sobre todo saber de dónde se sacarían los recursos para concretarlo.
Por otra parte, ese espacio céntrico, tan imponente, por ordenanza del año 1984, tenía como destino específico la utilización para “Hotel”, por lo tanto, es otro frente que se abre en el caso de prosperar cualquier iniciativa gubernamental o institucional.

¿Debería seguir teniendo el mismo destino?, o los tiempos cambiaron tanto que las necesidades llevarían a pensar en cosas nuevas.
Se habló incluso en algún momento de la falta de un salón de convenciones o un salón de fiestas, dos cuestiones que en la ciudad podrían estar faltando.
En tanto, ¿el Estado puede salir a rescatar algo que dejaron “venir abajo” un grupo de inversores privados?. Ese es el otro interrogante que ciertamente genera las opiniones más encontradas. ¿Qué capacidad tienen los propietarios para hacer frente a las deudas generadas por ineficiencia en la gestión de llevar adelante el Hotel?. Por qué debería salir el Estado a hacerse cargo, cuando podría ser rescatado por inversores privados?
Sigue siendo todo discutible, sobre todo, pensar si ¿se trata de algo urgente o realmente necesario, o hay otras prioridades que atender antes que esto?. Para algunos sí es algo de lo cual hay que ocuparse y preocuparse, y para otros no tanto, sin contar que para otro porcentaje de la población es totalmente indiferente.