La Hermana Sonia Lucarelli, directora general del Instituto de María Inmaculada indicó que los Cien Años de la institución los encuentra agradecidos y felices, recordando que desde el año pasado en el inicio de la pandemia se organizaron las comisiones de trabajo para el acontecimiento, lo cual se reactivó en julio de este año con los permisos pertinentes del COE local que asegure que se podrá celebrar en el mes de noviembre.
Los festejos comenzaron el domingo 15 con una caravana por la ciudad, en el Día de la Asunción de la Virgen, y los actos centrales están previstos para el 20 y 21 de noviembre. El día 20 con la celebración central a las 21,00 frente al colegio al aire libre para que la gente pueda participar y el domingo 21 la misa en la Parroquia a las 11,00 y posteriormente el almuerzo fraterno.
Al reflexionar sobre las circunstancias en las cuales se viven estos Cien Años, señaló que como todas las instituciones educativas han tenido que hacer un proceso de adaptación muy grande “que nos ha implicado mucha energía, concentración, pensar qué es lo mejor para los chicos, de manera que está siendo un ejercicio de mucho trabajo para poder adaptarnos para lo que nos va pidiendo el tiempo , creo que esto nos ha fortalecido mucho como comunidad educativa, porque necesariamente hemos tenido que aunar criterios, en estos momentos estamos en trabajando en el proceso para que nos aprueben de que las burbujas vuelvan a trabajar juntas, es mucha la tarea, pero creemos que estamos caminando a la altura de lo que las circunstancias nos está pidiendo”, expresó en conversación con EL HERALDO.
En relación a la infraestructura, la Hermana Sonia destacó que, al estar el colegio sin movimientos constante de personas, pudieron avanzar en las obras que tenían previstas, realizando las salas de los Jardines de Infantes nuevos y prosiguieron luego con la refacción de aulas, espacios comunes y galerías, actualmente trabajan en los baños del ingreso y seguidamente se ocuparán de la cantina y la cocina que les permitieron habilitar.
Rescató y agradeció el apoyo constante de los padres quienes “estuvieron siempre presentes, se han adaptado a las modalidades, a las burbujas, ven las obras que estamos haciendo, y seguimos sosteniendo a muchas familias que no pueden aportar porque la situación se los impide, pero los chicos deben seguir recibiendo la educación que necesitan”, comentó.
Por último, al reflexionar sobre estos Cien Años de las Hermanas Dominicas y el IMI en nuestra ciudad subrayó: “Siempre que me preguntan digo que esta no es una obra nuestra, no es una obra de ninguna persona en particular, de ningún directivo, de ninguna hermana, esta es una obra de Dios que ha puesto bajo la protección de María, nosotros somos colaboradores y por eso esta obra continúa y va a seguir trabajando a pesar del tiempo y los obstáculos. El IMI se ha caracterizado en su historia por estar siempre poniéndole fuerza a los obstáculos y siguiendo adelante, eso es una característica desde los inicios, y creo que esto es porque no es una obra humana, sino que es una obra de Dios, y uno es un colaborador, todas las personas que trabajan acá tienen plena conciencia de eso, incluso las hermanas que pasamos, llegan otras y la obra sigue, eso es lo más admirable del IMI”.
