CRISIS ECONÓMICA IMPACTA EL CONSUMO DE CARNE VACUNA
La carne vacuna en Argentina, un país reconocido por su producción ganadera, supera en precio a mercados como París, según alertó Leonardo Rafael, presidente de la Cámara de Matarifes. La devaluación de la moneda y la incertidumbre económica han reducido drásticamente el consumo de carne, llevando a las familias a optar por alternativas más económicas como el pollo y el cerdo, mientras el sector enfrenta la falta de políticas claras.

Paradoja de los precios de la carne
Leonardo Rafael, en diálogo con Radio Rivadavia, destacó la distorsión en los precios: “El kilo de buen asado cuesta entre 12.000 y 15.000 pesos. ¿Cómo es posible que en el país de las vacas paguemos la carne más cara que en París?”. Esta situación, explicó, se debe a la devaluación de la moneda local, que encarece los costos internos. La incertidumbre económica ha generado una caída significativa en las ventas de carne, obligando a los consumidores a ajustar sus presupuestos y priorizar opciones más accesibles.
Aunque se observa un interés puntual en la compra de medias reses para reducir costos, Rafael señaló que esto no refleja un cambio de hábito generalizado: “Es más una oportunidad de negocio para los salones, no una tendencia consolidada”. La falta de estabilidad económica limita la capacidad de las familias para sostener el consumo de carne vacuna, un pilar tradicional de la dieta argentina.
Alternativas y caída del consumo
La crisis económica ha llevado a los hogares a reemplazar la carne vacuna por pollo y cerdo, opciones más económicas aunque con menor rendimiento. Rafael explicó: “El bolsillo hace que la gente no quiera comer carne o adopte otro tipo de consumo. El pollo y el cerdo son un punto de nutrición más accesible en la mesa”. Esta tendencia refleja un cambio forzado por la presión económica, que reduce el poder adquisitivo y reconfigura los hábitos alimenticios.
Falta de políticas para el sector
A pesar de la alta cantidad de cabezas de ganado en Argentina, Rafael lamentó la ausencia de una dirección clara por parte del Estado: “No hay una política de carne, y eso hace que el consumo de carne vacuna esté mermando, no solo por los precios, sino por la falta de estrategia”. Esta carencia impacta directamente en el sector ganadero, que no logra capitalizar la abundancia de recursos para estabilizar los precios y fomentar el consumo interno.
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