Mónica y Carla Sparacino comenzaron con Libélula hace cinco años, pero cuando estaban recién tomando impulso a su comercio de venta de ropa llegó la pandemia.
Mónica relata que en los inicios vendían ropa de adolescentes, lo que no resultó, luego probaron ropa para adultos, tampoco, hasta que se les ocurrió pensar en traer ropa para personas con sobrepeso. Recuerda que su experiencia durante muchos años en la Pastoral de la Salud de la Parroquia le habían mostrado lo difícil que es para alguien con problemas físicos encontrar ropa grande y cómoda.
Así lo pensaron y se decidieron a apuntar a los talles especiales: “Cuando trajimos la primera tanda de ropa, viene una mamá al negocio y emocionada nos dijo que por primera vez le podía comprar a su hija un vestido para navidad”.
La experiencia de Mónica en costura y diseño de indumentaria, le facilitó poder pedirle a los proveedores la ropa tal como la gente se la pedía a ella. Mientras tanto, Carla, se dedicó a capacitarse en el uso de las redes sociales que era lo que les posibilitaba estar cerca del potencial cliente, ya que la pandemia lo había venido a cambiar todo.
Es así como comenzaron con los videos por Instagram y con la premisa únicamente de vender talles especiales. Comentó que después de estos dos años es como empezar de nuevo, ya que cuando “la gente nos comenzaba a ubicar, vino la pandemia”, dijo.
Explica que sus clientes saben que pueden encontrar en su negocio lo que buscan, llegan al mismo muchas personas de la zona rural y de localidades vecinas, que agradecen esta posibilidad.
Los talles en Libélula son para personas 85 a 160 kg, y actualmente incursionaron en la sublimación de remeras, para eso Mónica pidió dinero prestado y se compró las máquinas, se capacitó y comenzó a hacer remeras pensando en los niños con sobrepeso: “Por qué siempre se tienen que vestir de negro, así que les hacemos remeras de con imágenes de superhéroes o lo que ellos quieran y además lo ofrecemos para las escuelas, egresados, etc…”, expresó.
