La Hermana Teresa Fernández acompañó con la prédica cada noche de la Novena Patronal. La Misionera Redentorista fue invitada por el Padre Daniel y llegó junto al Padre Miguel Chabrando, que participó de la celebración el miércoles 29 de setiembre.
Expresó en conversación con EL HERALDO que la llenó de alegría volver a la ciudad misionando después de tantos meses de restricciones y de esta manera poder volver a retomar la actividad que siempre la caracterizó, y por la cual ya estuvo en otras ocasiones en Las Varillas.
El lema de esta Novena es “Con María y con José, caminemos los misterios de la fe”, y justamente en este año dedicado a San José, la premisa era rezar, compartir y mirar la vida en nuestro caminar como hombres y mujeres: “Nuestro ser de mujeres, de hombres, cómo vivimos la maternidad y la paternidad que todo hombre y toda mujer lleva desde que nació, y eso es lo más lindo que podríamos descubrir en María y en José…”.
La Hermana Teresa reside en San Miguel, conurbano bonaerense junto a otras religiosas redentoristas, llegando por primera vez a la ciudad predicando un retiro hace varios años atrás, y luego volvió en distintas oportunidades y según dice con inmensa alegría “todavía tenemos una linda comunicación, lo que me alegra mucho porque el primer día de Novena cuando pregunté si me conocían, todos dijeron que sí, de manera que es gratificante, sentirme una más…”, indicó.
Precisó que en su lugar de residencia las restricciones por la pandemia fueron importantes, y al principio junto a la comunidad de religiosas hicieron todo lo que hizo una familia en los primeros tiempos: “Hemos acomodado la casa, ordenar cosas hacia adentro, después nos hemos dedicado mucho con lo virtual, con videos, con retiros, la evangelización a nivel virtual la hemos ofrecido en todo momento, y después también poder hacer acompañamiento con video llamadas, a personas que estaban en situaciones difíciles, a personas con problemas afectivos muy serios, y hacer celebraciones virtuales para acompañar a familiares que habían perdido sus seres queridos. Después en la medida que pudios abrirnos, acercarnos a la Capilla más próxima, para poder ayudar en los comedores, con todos los recaudos pero pudimos estar ahí…”, comentó.
Opinó que la pandemia nos va a dejar una nueva “forma”. “Por un lado la virtualidad ha venido para quedarse, abrió otra manera de vincularnos, nos ha ayudado a abrirnos a otra formación, pero también nos impulsa a buscar nuevas maneras, ser más creativos para el encuentro, tenemos que empezar a abrir caminos nuevos, lo pienso también como Iglesia, porque hoy nuestras comunidades están muy frágiles, por la necesidad y la carencia del abrazo, del beso, y por los grandes problemas que han surgido en las familias, la misma convivencia dentro de la casa donde no se estaba acostumbrado, tu humanidad hoy está a flor de piel…”, se explayó.
