Pastorales Sociales: «La democracia y las actitudes que nos faltan»

Carta de Pastorales Sociales de las seis Diócesis con presencia en la provincia de Córdoba:

«Las Pastorales Sociales de las seis Diócesis con presencia en la provincia de Córdoba queremos hacer un aporte para el diálogo, en el contexto de lo que será el 40º aniversario del retorno de nuestro país al sistema democrático y su continuidad felizmente ininterrumpida.
La ocasión nos invita a buscar con más ahínco espacios para reencontrarnos y reflexionar acerca de esta democracia que queremos seguir construyendo. La cultura democrática que elegimos necesita valores que la sostengan y que representen y promuevan la persona humana, la libertad, la justicia y la paz. Pero también requiere instituciones sólidas y previsibles que trasciendan personas, gestiones de gobiernos y hasta la siempre saludable alternancia.
No basta con decir que tenemos democracia. Advertimos la existencia de un clima ambiguo en el que experimentamos que determinados debates instalados socialmente se trasforman en espacios susceptibles para la división y el enfrentamiento, a veces hasta límites deshumanizantes.
Es necesario profundizar la reflexión acerca de la importancia de un diálogo respetuoso, camino imprescindible para encontrar coincidencias dentro de las diferencias, puntos en común dentro de la diversidad, y “cultivar” la cultura del encuentro entre las personas, instituciones y dirigentes en todos los ámbitos.
Hay que volver a respetar la ley, pilar sustancial del sistema democrático, que articula la convivencia en sociedad, que establece límites necesarios, y que se centra en el interés general como expresa la Constitución Nacional.
El respeto a la ley genera credibilidad y certidumbre en la vida institucional y de las personas. Por tanto, este pilar democrático debe ser despojado de intereses partidarios circunstanciales, o de argumentos inconsistentes que distorsionan el sentido del derecho para transformarlo en algo manipulable y adaptable a intereses particulares, alejados del bien común.
Actitudes como la “eternización” en un cargo, las candidaturas testimoniales, el incumplimiento premeditado de los mandatos otorgados por el voto popular, entre otras, desgastan la credibilidad ciudadana por más “razonables” que parezcan los argumentos para defenderlas.
La democracia es para beneficio de todas las personas, sin exclusiones; no es propiedad de nadie, y debe estar al servicio del bien común. De otro modo, corre el peligroso riesgo de quedar sin fundamento y generar desesperanza.
Que la Navidad, en el contexto del 40º aniversario de la continuidad democrática, sea fecunda en la generación de ciudadanos que se sientan responsables de promover el diálogo, el respeto por la ley y la paz social con justicia.

Y, como dice el papa Francisco:
“Dios quiera que esos héroes se estén gestando silenciosamente en el corazón de nuestra sociedad”.

Pastorales Sociales.
Región Centro.

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