Editorial: Veinte años de esfuerzo y crecimiento….

Aunque aquel famoso tango de Gardel decía en uno de sus párrafos que “veinte años no es nada”, para la ciudad de Las Varillas y en especial para Pauny S.A., sí que significan mucho.
Básicamente porque la empresa que actualmente se posiciona como líder en el mercado de la venta de tractores de fabricación nacional, es también un símbolo de lo que nos sucedió como país en aquel trágico 2001, donde Argentina caía en una de las crisis más profundas de su historia, porque en ese momento todo estaba quebrado, nada funcionaba, no fue ni es como otras crisis, incluso las posteriores donde algún sector todavía trabajaba o mantenía cierto mínimo nivel de actividad o algún sostén financiero.
Esos años, 2001, 2002, inclusive 2003, fueron años difíciles, y en esa coyuntura tan pesimista, surgía una esperanza, la posibilidad de recuperar una empresa, que fue emblemática para los varillenses, porque sin dudas fue y lo sigue siendo la mayor generadora de mano de obra y de movimiento económico.
¿Fue fácil?, y no, en especial los primeros años, donde el recuerdo de los trabajadores, acompañados por los dirigentes de la UOM cortaban la ruta porque se habían quedado sin su fuente laboral, y a cambio consiguieron que la policía los reprima e incluso algunos de los dirigentes sindicales terminaron en la Comisaría demorados por algunas horas.


Pero todo eso fue la antesala para que de a poco fuera tomando forma la idea de recuperar la fábrica, de plantear una salida conjunta entre trabajadores, concesionarios y el apoyo de la dirigencia de ese entonces de la UOM y del intendente Fernando Coiset, que supo comprender y acompañar todo ese proceso, como lo hicieron los gobiernos provincial y nacional de ese momento, hasta que finalmente nace Pauny.
Veinte años que pasaron muy rápido, y lo real en todo este tiempo es que además de devolver la esperanza a una ciudad, Pauny logró abrirse camino y liderar el mercado con un producto nacional hecho en Las Varillas, y sobre todo aportó para reconstruir el tejido social que había quedado muy dañado porque sin dudas que lo más importante para las comunidades es poder crecer brindando trabajado genuino y digno para su gente.
Los varillenses tenemos una empresa recuperada por sus trabajadores, y llevada adelante por personas con conocimiento pero también con gran sensibilidad social, donde han logrado mantenerse, crecer y proteger la fuente laboral, todo lo cual merece ser valorado.

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