Hoy hay que hacer algo que regule la circulación en las calles por donde lo que en algún tiempo fue la ruta que une San Francisco con Villa María. Hoy es imposible andar, porque la velocidad, la cantidad y el uso que se le da no solo causa miedo sino que va quitando vidas.
Más allá de las normas que regulan el tránsito, los permisos, autorización y existencia de certificados, es necesario que cada propietario de un automóvil asuma la responsabilidad suya.
Las opiniones son de las más diversas. Partiendo de quienes hablan de realizar lomos de burro, utilizar banda de frenado, colocar vibradores o reductores velocidad, hacer cruces en las esquinas, etc. etc. etc., pero la necesidad de atender a esta realidad es real.
La velocidad vehicular de la misma es real y altísima. Este problema nació hace ya algunos años. Pasaron varios funcionarios. Se crearon cargos. Pero los semáforos son los mismo de hace ya mucho tiempo. Se ha expandido (ediliciamente) la ciudad con casi la misma cantidad de habitantes, eso provocó el aumento del número de automóviles y camiones que transitan.
Esto trajo una nueva exigencia: colocar reductores de velocidad. Luego de estudios viales que determinaron cuáles son las intersecciones con alto índice de accidentes de tránsito, y la problemática es real. Es necesario hacer algo para prevenir siniestros viales y dar prioridad al cruce de peatones en esquinas de mucho tránsito fundamentalmente sobre lo que fue en otros tiempos ruta 158
Es imperioso y urgente realizar algo para evitar accidentes y que además dar prioridad al peatón incrementando la seguridad vial. Como alguna vez se dijo todas acciones mediante el cual ordenan y den equilibrio las vías que conducen al centro, promoviendo una circulación vehicular segura, ordenada que dan seguridad vial.
Manos a la obra.
Prof. Ernesto Mainardi.
